Trekking al Volcán Acatenango: La aventura definitiva de senderismo en Guatemala

Si buscas la aventura de senderismo definitiva en Guatemala, el trekking al volcán Acatenango es una experiencia que nunca olvidarás. Esta travesía de dos días desde Antigua te lleva por empinados senderos de montaña, a través de ecosistemas cambiantes, hasta la misma puerta del volcán Fuego, en plena actividad. Ya sea por el reto, los paisajes impresionantes o la posibilidad de presenciar una erupción, este trekking es imprescindible para cualquier viajero aventurero en Guatemala. Aquí tienes mi relato completo, con consejos, sorpresas y todo lo que puedes esperar en cada etapa.
Probablemente ya hayas oído hablar de esta caminata: se ha convertido en una cita obligada para mochileros y viajeros que pasan por Guatemala. Todo comienza en Antigua, una ciudad encantadora que no puedes perderte si visitas el país. Si aún no está en tu ruta, ¡quizá quieras reconsiderarlo! (Consulta esta guía para consejos sobre cómo explorar Antigua).
Una de las actividades más populares en Antigua es subir volcanes… ¡sí, dos volcanes si te animas! Me refiero al trekking de Acatenango, una aventura de dos días en la que acampas a mitad de camino en un volcán dormido. Desde allí, puedes caminar hasta Fuego, un volcán activo que hace honor a su nombre. Con un poco de suerte, incluso podrás ver lava incandescente o erupciones iluminando el cielo nocturno.

Elegir tu agencia para el trekking de Acatenango

Operadores locales vs internacionales

Este trekking es, como mencioné, muy famoso en Guatemala y cada vez más popular. Por eso, ¡seguro que no estarás solo en la aventura! Hay casi 50 agencias que ofrecen el tour, de las cuales unas 30-40 tienen campamentos en el volcán Acatenango. El resto se centra en rutas más cortas, como la subida matutina al Fuego, sin la experiencia completa de Acatenango.Algunas de estas agencias son pequeños negocios familiares, otras son grandes operadores turísticos de Ciudad de Guatemala o incluso organizaciones internacionales.

Por qué elegí V-Hiking Tour

Para mi trekking, elegí V-Hiking Tour. Había escuchado muy buenas opiniones de esta agencia fiable en YouTube y reseñas online, así que decidimos confiar en ellos. Como el trekking es tan popular y las plazas se agotan rápido, recomiendo reservar con antelación con una agencia de confianza. La calidad del campamento, la experiencia de los guías y la fiabilidad varían mucho entre operadores.

Día 1 – Comienza el ascenso

De Antigua al inicio del sendero

Supongamos que ya reservaste tu trekking y todo está listo: ¡llegó el gran día!El despertador suena temprano, pero es soportable. Teníamos que reunirnos a las 7 de la mañana cerca de nuestro alojamiento. Para mi sorpresa, había tres furgonetas llenas de gente, ¡mucho más de lo que imaginaba! Tras una hora de viaje, llegamos a la base de V-Hiking Tour en San José Calderas. El lugar tenía un ambiente familiar, lógico siendo un negocio local. Otras agencias también estaban presentes, con sus logos coloridos y furgonetas aparcadas cerca.

Desayuno, equipo y preparativos finales

Empezamos con un desayuno abundante, muy local y necesario para lo que nos esperaba. Elvin, el responsable, estaba allí con su hermana para asegurarse de que todo iba bien. Revisaba el equipo de cada uno y daba consejos. Yo llevaba zapatillas planas y me sugirió alquilar unas más adecuadas, pero preferí alquilar bastones de senderismo (¡decisión que me salvó después!).La base está bien equipada: puedes alquilar guantes, gorros, bastones, mochilas o incluso comprar agua y snacks. Elvin también nos explicó el trekking: la altitud a la que llegaríamos (¡más de 3.000 metros!), qué esperar y precauciones contra el mal de altura. Insistió en el frío en la cima, ¡un consejo que luego agradecí mucho!Cuando todos estuvimos listos, volvimos a la furgoneta para un corto trayecto de 10 minutos hasta el inicio del sendero. El comienzo de la caminata parecía sencillo, un camino entre campos de cultivo, pero no te engañes: ya era empinado, y ahí empezó el verdadero reto…

El ascenso – Entre las nubes

Cuatro horas de zigzags empinados

Comenzamos la caminata a las 9:30, y desde el principio fue empinada. Muy empinada, empinada, empinada, ¡durante cuatro horas seguidas! El sendero zigzagueaba sin parar, con gente delante y detrás, todos luchando por subir. El suelo era de tierra compacta con algunas piedras volcánicas. A veces, las piedras parecían arena, lo que dificultaba aún más el ascenso. Pero fue en esos tramos resbaladizos donde los bastones me salvaron. Con mis viejas zapatillas planas, resbalaba a menudo en la grava y la tierra dura. A veces, ¡incluso retrocedía! Usar los bastones para repartir el peso ayudó a mantener el equilibrio y avanzar. Y no era el único: hasta quienes llevaban botas de montaña sufrían por la inclinación.

Paisajes cambiantes y altitud

La caminata empezó entre campos de cultivo de familias locales. Imagina un sendero estrecho entre cultivos, lleno de excursionistas (la mayoría extranjeros) y guías con mochilas enormes. ¡Una imagen curiosa! Al subir, el paisaje cambiaba: primero, entramos en un bosque verde cubierto de musgo, con nubes a la altura de los ojos, señal de la altitud. Luego, cerca de los 3.000 metros, el bosque dio paso a un ecosistema más seco de pinos. ¡El paisaje era precioso y siempre cambiante!Un reto en esta parte era el aire seco, lleno de polvo y partículas volcánicas. Si tienes una mascarilla o algo para cubrirte nariz y boca, llévalo: ayuda mucho a respirar mejor.

División del grupo y opción a caballo

Hicimos muchas pausas en esas cuatro horas, algunas cortas y otras más largas para recuperar el aliento. En un momento, el grupo se dividió en dos: los rápidos y los que necesitaban un ritmo más lento. Éramos unos 25-30 personas, de todas las edades y niveles de forma física. Para que te hagas una idea de la dificultad: dos mujeres decidieron alquilar caballos para llegar al campamento base tras sufrir en la primera parte. ¡Siempre es una opción si la subida te supera!

Por encima de las nubes – Llegada al campamento base

Organización y almuerzo en el campamento

Tras lo que pareció una eternidad, llegamos por fin a una parte plana, pero la caminata no había terminado. Esperamos a que el grupo lento nos alcanzara antes de continuar una hora más por un sendero ondulado (¡aún desafiante!). Ya estábamos por encima de las nubes, respirando aire puro y disfrutando de vistas increíbles de los volcanes cercanos.Aquí destacó la organización de nuestra agencia. Gracias al desayuno abundante, no teníamos hambre a pesar de ser ya la 1:30 pm. Otros grupos que llegaban a esta zona hacían largas pausas para comer. Nosotros esperamos un poco y seguimos hasta el campamento base para almorzar allí. Un plan inteligente, porque llegar antes permite descansar y prepararse mejor para lo que viene.

Montaje del campamento e impresiones iniciales

¡Por fin llegamos al campamento base! El campamento era básico pero suficiente: una cabaña principal para los guías y otras pequeñas para dormir. Simples pero sorprendentemente cómodas, con grandes ventanas hacia el Fuego (cuando no hay niebla), sacos de dormir, almohadas y mantas gruesas para el frío. No hay electricidad ni duchas aquí (ninguna agencia las ofrece), pero es parte de la aventura.Nuestra cabaña tenía espacio para cuatro, pero solo éramos tres, así que más espacio. ¿Lo mejor? Ver el Fuego desde el saco de dormir por la ventana… salvo que en ese momento, ¡todo estaba cubierto de niebla! Esperábamos que el tiempo mejorara para la caminata al Fuego por la noche.

Noche en Acatenango

Niebla, planes cancelados y alternativas

La niebla no se levantó, de hecho, empeoró. El guía nos informó que la caminata al Fuego se cancelaba esa noche. Para comprobarlo, volé mi dron en las nubes y, efectivamente, no se veía nada. Imposible caminar así.Normalmente, si el tiempo es bueno, el plan es: llegar al campamento, almorzar, descansar o echar una siesta y salir hacia el Fuego a las 17:00. Se regresa sobre las 20:00 para cenar, dormir y despertarse a las 4:00 para subir Acatenango al amanecer. La caminata al Fuego es opcional y de pago extra, mientras que la subida a Acatenango al amanecer está incluida. Esa noche, por la niebla, los guías propusieron una alternativa: al día siguiente, dos grupos, uno para Fuego y otro para Acatenango al amanecer. Solo se podía elegir una, y para Fuego había que pagar el suplemento.Para mí fue fácil: ¡quería acercarme a un volcán activo y ver lava si podía! Pero la mayoría no se animó. De 25, solo cuatro elegimos Fuego. Por suerte, suficiente para hacer dos grupos. Así que al día siguiente, mientras la mayoría subía Acatenango al amanecer, nuestro pequeño grupo iría al Fuego.

Cena junto al fuego y noche corta

La noche fue corta pero memorable. Compartimos una cena deliciosa de pollo, pasta y nachos alrededor del fuego. ¡Menos mal que había fuego, hacía un frío tremendo! La niebla persistía, y aunque no la hubiera, a más de 3.000 metros de noche, hace *frío*.Comimos bien, disfrutamos del calor y nos fuimos a las cabañas a descansar. Eran las 21:00 cuando nos acostamos, sabiendo que el despertador sería temprano. Para los que iban al Fuego, a las 3:00; para el resto, a las 4:00.

Día 2 – ¿Fuego o amanecer?

Despertar temprano y cielo despejado

Despertamos a las 3:00 (o antes, en mi caso a las 2:00, pero dormí bien de 21:00 a 2:00). Mientras esperaba, admiraba el Fuego desde el campamento. Las nubes se habían disipado y la vista era mágica. En mi trekking, el Fuego no había tenido erupciones grandes recientemente, solo humo saliendo del cráter. Pero ese humo reflejaba la lava incandescente, dando un resplandor rojizo al volcán. ¡Hipnotizante! Esperaba ver una pequeña erupción de cerca.A las 3:15 nos reunimos para salir. Sorpresa, el grupo creció de 4 a 7 personas, ¡cuantos más, mejor! Los primeros 15 minutos fueron duros: una bajada empinada que despertó los músculos cansados del día anterior. Cruzamos un pequeño puente y seguimos por un sendero más plano pero aún inclinado hasta la bifurcación entre Acatenango y Fuego. Ahí terminaba la bajada y empezaba la subida al Fuego.En esa bifurcación, nos cruzamos con otros grupos que hacían la caminata matutina al Fuego. Lo más bonito era ver todas las linternas frontales iluminando los senderos, como líneas de estrellas en la oscuridad. Por desgracia, no tenía linterna frontal y usé la del móvil. Si planeas este trekking, *lleva una linterna*. Tener las manos libres para los bastones o para apoyarte si resbalas es mucho mejor.

Caminata nocturna al Fuego: el reto

Desde la bifurcación, empezó la subida, y créeme, fue dura. Varios factores la hacían desafiante: el sendero muy empinado, el suelo resbaladizo de piedras volcánicas y arena, la altitud que dificultaba respirar. Además, era de noche cerrada, sin referencias visuales. Todo esto hizo que la hora de subida al Fuego pareciera eterna.Pero al llegar arriba, fue mágico. Tuvimos suerte de que no hubiera mucho viento esa mañana; a veces las ráfagas son fuertes y esperar el amanecer se hace muy frío. Incluso así, hacía suficiente frío para estar todos abrigados con capas, guantes, gorros y bragas para el cuello. Algunos llevaban calentadores de manos, muy útiles para mantener los dedos calientes.

Momentos mágicos en la cima

Allí arriba, fue realmente mágico. Por encima de las nubes, con el Fuego humeando y brillando rojo a un lado y Acatenango al otro, el paisaje era impresionante. ¡Es el tipo de vista que todos deberían vivir al menos una vez! Aproveché para volar el dron y las imágenes fueron increíbles, un recuerdo inolvidable. Al salir el sol, todos disfrutamos el momento. El calor tras la noche fría fue una recompensa, sumando belleza al paisaje. Tras tanto esfuerzo, fue un premio merecido. Estar en la cima de un volcán activo tras horas de caminata difícil es una sensación de logro difícil de describir. Todos compartimos ese orgullo, sabiendo que nos lo habíamos ganado.Un punto negativo: las agencias no dejan mucho tiempo en la cima. Tras el amanecer, solo 15-20 minutos para disfrutarlo. Tiempo justo para relajarse, hacer fotos, volar el dron y ya había que bajar. Fue un poco frustrante.La razón es sencilla: en grupo, se avanza al ritmo del más lento. Aunque seas rápido, vas al ritmo del grupo. El guía explicó que había que bajar juntos. Conseguí convencer al guía de quedarme un poco más para fotos, pero me di cuenta de que si bajas rápido, puedes aprovechar más la cima sin retrasar a nadie.Mi consejo: si conoces tu ritmo y puedes bajar rápido, pide al guía quedarte más tiempo en la cima. Vale la pena: no se sube todos los días a un volcán activo con semejante vista.

El descenso – Regreso al campamento y sprint final

Desayuno, recogida y salida

Volvimos al campamento sobre las 8, justo cuando el grupo que había subido Acatenango llegaba, ya desayunado y satisfecho. Íbamos un poco tarde, así que desayuno rápido, recoger y salir a las 8:15. Los guías prefieren bajar todos juntos, pero me tomé unos minutos más para volar el dron y hacer fotos, sabiendo que alcanzaría al grupo fácilmente.

Estrategias para la bajada empinada

¿La buena noticia? Todo es cuesta abajo, ¡a trabajar otros músculos! Al principio es plano y tranquilo, luego viene la pendiente. Y ahí hay dos tipos de personas: los prudentes que bajan despacio y los “corredores”. ¡Yo corrí! Sinceramente, me resultó más fácil trotar que bajar en fila, sobre todo porque el sendero puede ser resbaladizo. Corriendo tienes mejor agarre, pero hay que controlar la velocidad y frenar en las curvas. Conoce tus límites y no te arriesgues si no te sientes seguro: la seguridad es lo primero.

Cruzando con los nuevos excursionistas

Algo divertido en la bajada es cruzarse con los grupos que empiezan a subir. Se nota el cambio en sus caras: cansancio y algo de agobio al empezar, mientras nosotros sonreímos, aliviados de haber terminado la aventura.Llegué primero al final, junto a otros “corredores”. Esperamos unos 30 minutos a que llegara el resto antes de recorrer juntos los últimos 500 metros. Un buen momento para repasar la experiencia y compartir anécdotas.

La meta – Reflexiones y conclusión

Cuando todos llegamos, nos metimos en la furgoneta, agotados pero llenos de energía. Cubiertos de polvo y arena, pero sonrientes: ¡lo logramos! Dos días de caminata, aventura, momentos duros… y se acabó. ¡Ciao, Acatenango!Este trekking es realmente especial. Aunque nunca estarás solo en el sendero (siempre hay otros grupos), la experiencia lo compensa con creces. Los paisajes son impresionantes y subir no uno, sino dos volcanes—uno de ellos activo—es algo único en el mundo.
Si buscas un reto, aventura y vistas inolvidables, Acatenango es una caminata que recordarás toda tu vida. ¿Difícil? Sí. ¿Concurrido? A veces. ¿Inolvidable? Sin duda

Hugo Mathieu

Soy Hugo, un viajero de corazón que ha visitado más de 30 países. A través de mis historias y consejos, espero inspirarte a descubrir nuevos lugares. Si necesitas ayuda para organizar tu propio viaje, solo haz clic en el botón de abajo: ¡estoy aquí para ti!

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